A pesar de que me gusta mucho, aún hubiera echado un par de horas más como le dije a su propietario, y es que el realismo en cualquier disciplina artística y especialmente en el tattoo requiere mucha dedicación para conseguir ajustar todos los matices de la luz, las texturas o el color (aunque no sea el caso).
Sigo trabajando con la 3rl y las magnun (del 5, 9 y 15 en este ejemplo) para el relleno, que de momento son con las que me encuentro más cómodo.
Tatuar supone un reto constante donde el tiempo asociado al dolor del tatuado es un factor fundamental con el que hay que jugar, nada que ver con la tranquilidad que supone pintar un cuadro, hacer un dibujo o cualquier otra manifestación artística que yo haya realizado, además y en esto podría semejarse a la acuarela, pintada sobre materia orgánica viva, no hay rectificación posible, sin contemplar la posibilidad del laser, que en caso de tener que llegar a ello no dejaría de suponer un fracaso en la factura.
La curva de aprendizaje es asintótica y siempre se va estabilizando y por eso se que no dejaré de aprender, ya que cada persona tatuada como cada parte del cuerpo tiene unas características, la pigmentación de la piel, su grosor, textura, etc. que hace de cada nuevo tatuaje un reto en si mismo.
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