Este relato en forma de cómic es una adaptación libre de un dicho popular de mi región, supongo que esta cantinela va más alla de las fronteras de mi tierra pero hasta donde alcanza es un misterio para mí, que me gustaría conocer, aunque el apellido de su protagonista me dice que seguramente no llegue a Cuenca, y mucho menos a Massachusetts. El texto original está escrito con una tipografía hecha con plumilla para diferenciarla de los textos añadidos.
Está publicado en el nº 8 del fanzine Pussytron, que editan unos comiqueros de mi región muy majos y en el que he tenido el gusto de colaborar en un par de números. Espero que os guste la historia tanto como siempre me ha gustado a mi, ya que en si misma tiene un punto de religioso escatológico surrealismo, muy adecuado para aquellos niños ignorantes de posguerra (por desgracia la conocí, aunque sólo 5 años) y muy curioso de leer en estos tiempos de pleiesteisions portables.
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