Aquí podéis ver la obra que estuvo expuesta, un retrato al óleo de mi profesor Demetrio al que tengo que agradecer siempre su buen hacer, que como él siempre recuerda de mi: “...yo a David no le tenía que decir nada”, y es que el tiempo que pasé haciendo arte en su estudio fue siempre gratificante y enriquecedor, aquellos momentos eran un bálsamo que podía disfrutar de lunes a viernes y que ponía el contrapunto a las anodinas y tediosas clases de la enseñanza reglada que en los Maristas sufrí.
Ahora en mi taller aplico aquella filosofía de dejar hacer y es una máxima siempre presente.
Gracias Deme por darme esa libertad de ser yo mismo.
3 comentarios:
waw! me has dejado sin palabras..un retrato impresionante!!...y como te comenté el otro día, con tu filosofía o la que heredaste de tu profe y gustosamente aplicas a tus alumnos, me has dado mucho ánimo a seguir pintando y a potenciar mi imaginación, y sobre todo disfrutar en tu taller...la suma de todo esto y tus enseñanzas hacen sentirme siempre satisfecha con el resultado de mis trabajos...
Nada más gratificante para el maestro que agradecimiento sincero del alumno. Y si éste viene con una mirada brillante, una sonrisa limpia, un fuerte abrazo y un gran retrato en el que ha volcado todo el conocimiento adquirido y el cariño compartido durante su adolescencia y temprana juventud, entonces la satisfacción alcanza grados de sublimidad.
Me hace extraordinariamente feliz que a estas alturas ya cuentes con alumnos que te estiman tanto como tu a mi y yo a ti, y que vienen a cerrar el círculo que hace años comenzamos a trazar.
Mil gracias, David, por ser tan grande como humilde, tan bravo como sincero y tan libre como afectivo.
Todo tu éxito cae sobre mi cabeza otoñal como una reconfortante lluvia de primavera.
Ole la Pili buena, como bien dice Deme el circulo se cierra y de verdad es muy gratificante que eso se transmita. Un abrazo a los dos
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