El músico es su música, la lleva con él. Su música pierde valor si él no está, si no existe.
Su música entonces pasa a ser un clásico y como una pirámide* en el desierto no pertenece a nadie ni es de nadie.
Lo que nuestras discotecas encierran no tiene mucho más valor que el del propio material del que están hechas.
firmado: el señor Emepetres
*Me pregunto si habrá alguien que haya pensado alguna vez en llevarse una pirámide a su casa.
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